Laura Valea: cositas hechas a mano y con corazón

Desde que tengo uso de razón me recuerdo con la aguja y el hilo de la mano. De peque cuanto me hacían la típica pregunta, ¿qué quieres ser de mayor? yo respondía cosendera.

Os presento a Laura Valea.

Lo suyo viene de lejos. Su abuela Oliva se ha pasado toda la vida cosiendo hasta que por su edad, tiene 93 años, ha perdido la vista y muy a su pesar, ya no puede coser, ni leer, lo que más le gustaba hacer... Cada vez que Laura iba a Valladolid le encantaba verla coser, como les probaba las cosas, nos hacía un montón de ropa, y claro yo le enhebraba la aguja de la máquina, máquina que es la que yo uso ahora, ¡tiene más de 20 años! Aunque hace unos días dejó de funcionar y Laura tiene nueva máquina, llena de botones.

A Laura siempre le ha gustado hacer cosas, reciclarlas, darles usos diferentes, pero sobretodo coser. Así que cuando no estaba con la aguja, estaba con la caja de herramientas de mi padre.

Laura recuerda que se hacía ropa con skay, sí, esa tela con la que se hacían antes los sofás. Por aquel entonces su padre tenía una fábrica de tresillos, así que tiraba la tela al suelo, la cortaba, la cosía a mano y lista! La ropa le valía pero claro a la calle no me dejaban salir vestida de sofá, se ríe Laura. También hacía cojines con telas de flores, ¡madre mía!, recuerda, no sé cuantos pude hacer. El verano lo pasaban en un pueblo y todos los vecinos del camino tenían uno. Laura tenía unos 7 u 8 años.

Más tarde sus padres se embarcaron en un negocio relacionado con los tejidos y para que queríamos más, yo que siempre había querido dedicarme a este mundo, ahora lo tenía en
casa. Todas las banderas viejas de los muestrarios se convirtieron en bolsos, eso sí, tipo pachtword, por que eran trozos pequeñitos.

Aunque le hubiera gustado estudiar diseño de moda en Madrid, se acabó licenciando en Marketing y Gestión de empresas, mientras hacía bisutería sin parar. En su cabeza seguía estando dedicarse al diseño y a pesar de que estuvo trabajando 2 años en la empresa familiar, la idea no decayó, incluso me apunté a corte y confección, aunque casi no podía ir por el trabajo.

Un buen día se plantó y cogió un bus a Madrid para informarse de las escuelas. Ese mismo día se matriculó en IADE. Allí hizo diseño de moda, trabajando mucho y durmiendo poco, porque me encantaba, ¡disfruté como una enana! Carolina Machín de Táneke fue una de sus profesoras, que es, además de buena profesora, un encanto y muy creativa.

En el último mes de carrera, su chico envió el c.v. de Laura a una fábrica de ropa de Valladolid y para su sorpresa le contrataron. Se incorporó al departamento de diseño haciendo, junto a un equipo, las colecciones de mujer, niño, niña e infantil. Al mismo tiempo estuvo trabajando como diseñadora freelance para una empresa burgalesa de calcetines. Sí, sí, de calcetines, jamás me imaginé que diseñaría calcetines, hice para ellos unas 7 colecciones entre verano e invierno.

Actualmente Laura está absolutamente concentrada en sus diseños y en mostrarlos a través de su blog.


Os invito a que conozcáis su trabajo y seguro que os quedaréis prendados de él como ya ha ocurrido en De Tacones y Bolsos:

Bolsitas para la ropa sucia: en azul y en rosa. Con detalles diferentes para el niño y la niña:


Además, dos bolsitas con olor a lavanda y tiza antihumedad protegen nuestros armarios: