Este miércoles el Museo del Traje invitó a Inés e Iván de La Casita de Wendy a uno de los tradicionales encuentros con diseñadores.
En la mesa, Iván e Inés, Carmen Pérez, subdirectora del museo, Brenda Chávez, periodista y especialista en moda y arte y Miguel Fernández de Molina, licenciado en ciencias políticas y sociología, imparte clases de sociología de la moda y colabora con distintos medios además de con La Casita de Wendy en cuestiones de marketing.
Una primera presentación por parte de Carmen de los asistentes y en especial de Inés e Iván. Ambos vienen de mundos que nada tienen que ver con la moda. Inés estudió arquitectura e Iván filosofía e ingeniería agrícola. Su ropa es alegre y joven, con formas originales, colores, geometrías, estampados. Su trayectoria es interesante y exitosa. Venden tanto en Oriente, como en Europa y EEUU. Han participado en exposiciones colectivas como La moda española, tras el espejo en el Museo Reina Sofía.
Con esta presentación, estábamos deseando que Inés e Iván tomaran la palabra. Lo hacen y nos comentan que van a ir proyectando un vídeo con sus distintas colecciones para hacer la presentación de la marca, contarnos la historia, como trabajan, dónde se inspiran, su evolución...
Inés nos comenta que efectivamente vienen de mundos diferentes a la moda, pero que son dos personas muy inquietas. Hemos aprendido a hacer moda de forma intuitiva y sobre la marcha. Estudiaban lo que veían que necesitaban de forma autodidacta.
La idea es reinterpretar lo que cogen, lo que ven, no hacer, por ejemplo, un traje regional. La prenda final no tiene porque identificarse con la idea de partida. Recoger ese carácter de hecho a mano, el cariño, las horas de trabajo y llenar la colección de esas ideas: artesanal y hecho a mano. En esta colección hubo cosas que las hicieron ellos mismos durante meses. Durante este periodo es cuando se empiezó a gestar la filosofía de La Casita de Wendy: trabajo artesanal. También recogieron los lunares en punto tricotado,...
De lo que vamos viendo en las fotografías del vídeo, nos explica Inés, 15 conjuntos son para el catálogo y luego la colección se compone de unas 80 piezas. A partir de las prendas que constituyen un poco la imagen de la colección se desarrollan otras más ponibles. Se separa la imagen de lo que quiere la gente. Trasladan sus ideas a lo que la gente pide. Así, un estampado que se hizo para una chaqueta hecho a mano, bordado, se adaptó luego en serigrafía para camisetas mucho más cómodo para el cliente. Al principio diseñábamos ropa para nosotros, dice Iván, sin importar precios o si iba a gustar o no. Pero cuando entras en el circuito comercial hay que pensar en lo que la gente se puede poner: un poco para ellos pero que la colección se venda y se use.
Hablando ya de las última colecciones, en la de verano 07, Paint a vulgar picture, experimentaron con pinturas, pintando a mano los tejidos. Utilizaron gasas, tejidos vaporosos con los que no habían trabajado. La imagen era más pastel, con muchos degradados, pero manteniendo los contrastes.
Y la colección para el invierno 08-09 estará inspirada en las mil y una noches. Será, de nuevo, una reinterpretación. Habrá colores nuevos como el oro, aplicaciones por supuesto en forma de estrellas, lunas, gatos, búhos,.., elementos nocturnos.
Inés e Iván nos cuentan ahora los distintos proyectos en los que han participado:
- Aniversario de barbie: le hicieron un vestido de bolitas
- Absolut label: la marca de vodka quiso hacer una colección de ropa y cada diseñador que participó tenía que contar algo de su país. Diseñaron una camiseta basándose en el cuento que de pequeños nos contaban sobre una ardilla que podía recorrer el país de árbol en árbol, utilizaron también lunares,...
- Una colección para las Supernenas, con las Supernenas hechas con aplicaciones, con lentejuelas,...
- Participaron en el 10º aniversario del Festival Internacional de Benicasim (FIB)
- Colaboraciones para Converse y Vans.
- Además complementos, cuadernos, agendas, ropa para el hogar, ropa para bebé, leotardos,...
Se abre el debate con Brenda y Miguel. Brenda apunta que es muy loable que la producción de La Casita de Wendy se realice en España, no fuera como se suele hacer para abaratar costes. Iván comenta que prefieren sacrificar el precio y ofrecer calidad. Inés añade que las personas con las que trabajan constituyen un valor añadido. Algunas tiendas les han hecho firmar que lo que se está haciendo se hace en Europa y pagando salarios europeos. Les gusta tener una buena relación con la persona que realiza las prendas y valorar el trabajo artesanal.
Brenda reflexiona que lo que hacen es lo que les apetece realmente, no van en comunión con las últimas tendencias y vanguardias. Inés dice que cuando alguna vez han hecho alguna prenda que seguía las tendencias del momento, no se vende: la gente que compra La Casita de Wendy busca otra cosa. Aunque como empresa es más sencillo hacer cosas que vayan con la tendencia, no es su concepto. Han tenido la suerte de que hay gente que empatiza con su universo aunque no sea tendencia. Brenda comenta que su trabajo, al margen de las tendencias, es un trabajo creativo. Inés e Iván nos cuentan la colaboración con Alicia Framis en la elaboración de una prenda basada en la bandera de china. También participaron en el proyecto que Andrea Crews va organizando por diferentes ciudades y que consiste en invitar a varios diseñadores a reciclar ropa. En la Casa Encendida de Madrid se apiló una gran montaña de ropa vieja y había que trabajar con ella. La ropa vieja no hay que tirarla y por eso quieren que la ropa de La Casita de Wendy sea atemporal y que puedas ponértela siempre que quieras. Como las prendas que hacían los antiguos costureros que eran para toda la vida.
Se cambia de tema y Brenda habla sobre las subvenciones que reciben muchas firmas. Ella opina que está bien que el gobierno subvencione la cultura pero hay cosas que se mantienen de esas subvenciones y eso no debería ser así. Deberían mantenerse con la oferta y la demanda. Si no hay demanda, quizá ese producto no deba estar en el mercado. Inés cuenta que ellos no han recibido ninguna subvención, que algunas han pedido pero no se las han concedido. Tenemos que adelantar mucho dinero porque las tiendas pagan cuando entregas la mercancías, dice. Para ella el problema reside en que no hay una comisión de expertos que valore a quién se le da la subvención, por cuanto tiempo,... Que se han dado cuenta de que en muchos casos depende de los círculos en los que te muevas, y ellos no se prodigan muchos en según que saraos.
Con las preguntas del público nos enteramos de que Iván estudió patronaje porque se dieron cuenta que para transmitir a la gente que les cosía la ropa lo que ellos querían, necesitaban saber de patrones. Nos resultaba complicado explicar cómo queríamos que se hicieran las cosas y además nos dábamos cuenta de que al no saber, luego la persona que cosía, cambiaba cosas, reinterpretaba... Y que les encantaría hacer moda masculina pero les falta tiempo. Hacer una colección para hombre implicaría empezar de nuevo, reflexiona Iván, nuevas tiendas, en las que vendemos ahora son tiendas de chica,... Nuevos patrones, otros gustos, tejidos diferentes, apunta también Inés. Es un ejercicio que requiere tiempo y que lo harán cuanto dispongan del mismo y sean más gente en el equipo.
Con esto se cerró el encuentro, que supo a poco porque Inés e Iván se mostraron en todo momento muy cercanos y enamorados de La Casita de Wendy. Muchas gracias a los dos por compartir vuestra ilusión con nosotros.