De Tacones y Bolsos - diseño independiente: enero 2006

martes, enero 31, 2006

Adiós al sueño del Oscar

Fue bonito mientras duró, no cabe duda. Obaba no ha pasado la criba hollywoodiense y no está entre las candidatas al Oscar a la mejor película extranjera de habla no inglesa....
Tristeza pero al mismo tiempo resultado esperado. Y es que Obaba no es una película que pueda despertar el interés del público norteamericano. ¿Quizá si que lo hubiera sido Princesas ? Nunca lo sabremos.
Siempre nos quedará el recuerdo de Mar adentro del gran Amenábar y la relajación durante la ceremonia el próximo día 5 de marzo cuando se descubra la película ganadora: And the Oscar goes to...
¡Suerte a las 5 nominadas!

Los Goya y el mismo tostón de siempre

Pues parece que ya no hay remedio: la ceremonia de los Goya está advocada al fracaso in secula seculorum. Y es que lo que vivimos y sentimos los que estábamos frente al televisor el domingo por la noche, no pudo ser mas decepcionante. ¡20º aniversario de la ceremonia! ¡El 20 cumpleaños del cine español! Pues la verdad es que se podían haber esmerado un poquito más. Empezando por los conductores de la gala, continuando por ese estridente estribillo que separaba nominación de nominación y terminando por ese final tan: ¡Buf! ¡Lo conseguimos! ¡Hemos llegado al final de la gala, aunque ustedes no se lo crean! Claro que nos lo creíamos, más vergüenza ya no era posible sentir.
La gala, para los que no la visteis, fue aburrida, con chistes que no eran tales, con parejas presentadoras que no emanaban conexión entre ellas (la guinda: Pepe Sancho y Jose Activia Coronado), cambio de traje de la presentadora femenina (y luego nos quejamos de si mujer florero), con sobres que no se abrían, con micros que corrían el peligro de comenzar a balancearse y golpear el atril, mal sonido en muchas ocasiones, y ... Y es que parece que no aprendemos. ¡Los sobres tan cerrados! Pero señor, ¡qué hay que abrirlos! ¡Qué el premiado está escrito dentro! Y luego Carmelo Gomez en la sala de maquillaje mientras le presentaban como candidato al mejor actor de reparto. Premio que se llevó y que casi tiene que recoger su compañero de pelicula Eduard o él mismo en calzoncillos. ¡Qué poca previsión! Y tampoco entiendo como no es una norma de la gala que por cada premio hable sólo uno de tres o cuatro que suben a recogerlo. Uno solo. Ya sé que recibir un Goya es algo muy importante en la carrera de uno, pero tanto saludo aburre al personal. Y qué decir de ese trasiego que se trae el Goya entre el grupo de premiados en el estrado. Cada vez que termina de hablar uno se lo pasa al siguiente para que lo muestre mientras saluda a papá y a mamá... Cualquier día la cabeza de Goya acabará rodando por los suelos. ¿Tanto cuesta hacer un Goya para cada uno? Y para los premiados, un poquito de por favor, parafraseando a mi querido Emilio. Que yo creo que hay más cosas interesantes y que inviten al ciudadano de a pie a ir a ver tu trabajo en el cine que decir a Mari o a Pepa lo mucho que le agradezco que me aguente todos los días. Parece que están pidiéndole públicamente: ¡No me abandones! como si de un pograma de Diario de (poner aquí un nombre) se tratara.
Al pobre Pedro Marsó (Goya de honor) le tuvieron bailando por el escenario de aquí para allá (y es que esto del baile está muy de moda en la televisión pública últimamente). El hombre ya no tiene edad para esos pasos tan apresurados (sin haber recibido las correspondientes clases con Anne). Y eso que la intervención de Imanol fue de lo mejor, junto con el sarcasmo de Santiago Segura y la dulzura de Maribel Verdú envuelta en su fantástico vestido de Chanel :-)
Y ya que hablamos de vestidos... desde luego la ministra de cultura fue muy atrevida con su color fucsia y lacitos multicolores del modelito Agatha Ruiz de la Prada. En fin, esta Agatha vive en el país multicolor. Concha Velasco elegante con su vestido negro inicial. Justito. Nada que ver con el vestido goyesco que lució en la segunda parte de la ceremonia...¡Buf! El de Elsa Pataky me gustó. También el traje blanco de Elvira Mínguez. Y guapa guapa estaba Aitana Sánchez-Gijón. Lo que sí llamaba la atencion con tanto palabra de honor y escote era la ausencia de rayos UVA. No sé, quizá un poquito no hubiera estado de más...
Asi que después de ésto, levántate el lunes con los ojos pegados y saca tu espada, bastante mermada visto lo visto, para seguir defendiendo el cine español entre tus colegas de café. Si que nos lo ponen difícil, sí.

Una mañana con Mariquita Pérez


Desde el 20 de diciembre de 2005 y hasta el 12 de febrero de 2006, podemos disfrutar de Mariquita Pérez y su mundo. ¿Dónde? En el Museo del Traje, aquí en Madrid.
Mariquita Perez fue la muñeca más famosa durante los años cuarenta y cincuenta y en la actualidad vuelve a estar en las jugueterías. Ya no es la muñeca de cerámica que fue, pero sigue siendo fiel a su imagen. En esta exposición podemos ver Mariquitas de diferentes épocas y años. Sus distintos trajes y complementos y su evolución hasta llegar a la Mariquita actual y que podremos adquirir en la tienda del Museo ;-)
A Mariquita le acompaña su hermano Juanín: recién nacido y un poco más mayorcito. Hasta el Juanín de lujo :-p Y porque no, también están en las vitrinas las muñecas rivales de Mariquita destacando a Gisela y a Cayetana y sus correspondientes hermanos/as. La verdad es que es curioso que cada muñeca tuviera sus hermanos pequeños asociados. Incluso Nancy tuvo a su hermana Leslie.
Si os gustan las muñecas y os sentís nostálgicos, acercaros a esta bonita exposición. Y ya de paso, daros una vuelta por el Museo. Y así podreis ver la evolución del traje desde el siglo XVI hasta nuestros días. También de visita obligada, la tienda del Museo, aunque los precios son bastante prohibitivos :-p

lunes, enero 30, 2006

Memorias de una geisha, la película

Desde luego es un impecable retrato del mundo de las geishas y del Japón entreguerras. La recreación está muy cuidada y la historia consigue enganchar y no decaer a pesar de que el tema central sea la vida folletinesca de una mujer que quiere llegar a geisha. Pero, como lectora del libro, tengo que decir, que eché de menos la ceremonia del té y los diferentes kimonos que va vistiendo una aprendiz de geisha, maiko, hasta que llega a ser una verdadera geisha. Los colores, los lazos, la dificultad de vestirse y de llevarlos. La película da la sensación de una historia con un final feliz pero éste no fue el fin de Sayuri. Recomendable la película para recrearse con las bonitas imágenes y los ojos agua de Chiyo pero aún más recomendable el libro de Arthur Golden.