Octubre 2007
Hace casi un año de esta imagen. Hace casi un año del Reencuentro. Para celebrarlo nada mejor que volver a encontrarnos.
Ellas, las Santas
De La Virgen del Camino a Caleruega. Por allí pasaban todos los jóvenes en su viaje dominicano: el año de noviciado.
Y allí han vuelto muchos de esos jóvenes durante este fin de semana. Algunos no regresaban desde hacía más de 30 años. Y lo hacían con sus compañeros y sus mujeres. Recordando lugares, momentos, partidos, paseos, sonrisas y lloros.
Los sentimientos no han sido tan acusados y fuertes como los de hace un año ya que el contacto se ha mantenido durante estos meses. Aunque algunos, como Alberto A., sí que han sentido lo que se vivió aquel 12 de octubre de 2007 en La Virgen del Camino: reencontrarse con sus compañeros después de 40 años. Así que también en esta ocasión sentimientos a flor de piel.
Donde más se despertaron las sensaciones fue en la reunión eucarística del sábado por la tarde.
Pedro presidía en aquella capilla del convento de Caleruega que tantos recuerdos traía. Ellos recordaban dónde se sentaban durante aquellos meses de noviciado; la rectitud del Padre Pedro, el maestro de novicios, ahora Pedro. Se abre el debate. Y los ahora hombres presentan sus dudas a su maestro, como aquellos jóvenes de antaño. Y su maestro reconoce que no tiene la respuesta para todas las preguntas: No lo sé. Pero como dijera Valentín, compañero de fatigas de Pedro y ex fraile, No lo debimos hacer tan mal si ahora estamos aquí porque nos habéis invitado.
Si Froilán me permite filosofar un poco, Luis, Chema, os preguntabais cómo mejorar el mundo, qué hacer. Si os vale, a mí me habéis hecho feliz estos dos días, me habéis hecho olvidar quién era, de dónde venía, porque no importaba. Habéis sido un balón de oxígeno para seguir. En definitiva, vosotros hacéis que haya esperanza en el hombre.
Agradecimientos:
- A Daniel, Maxi y Manuel por la organización
- A los Padres Dominicos de Caleruega y monjitas por su hospitalidad.
- A Alberto A. por ser nuestro excelente chófer.
- A Daniel y María por ser los mejores compañeros de mantel y mesa.
- A Aurora por su tesón, incansable durante todo el fin de semana.
- A Froilán por la visita a la bodega Señorío de Nava y ese aperitivo tan tan rico.
- Al monje benedictino por enrollarse y abrirnos la puerta de su bella casa de Santo Domingo de Silos.
- A Pedro, José Antonio y José Luis A. por vuestra frescura y por demostrar que el cambio es posible.
- A Manolo y Conchi que con su Marta dan lecciones de ese buen amor.
- A Alberto C. por sus piropos.
- A Andrés T. por enviarnos esa foto nada más llegar a casa.
- A mis queridos José Mari e Isabel por estar.
- Y a los niños del coro por deleitarnos una vez más con vuestas voces llenas de sentimiento
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