Casi sacudiéndome aún la arena. la lavadora está en ello, y con sabor a salitre escribo esta entrada y me doy cuenta de que las vacaciones de verano han llegado a su fin.
Y como todos los años siento que necesito unas vacaciones para descansar de las vacaciones.
Este año el sol ha sido el protagonista de este mes de agosto. Sol en Caleruega, en Valladolid y en Peñíscola.
También ha estado repleto de lecturas. Terminé la trilogía de Millennium al comienzo de las vacaciones. Continué con El silencio de los claustros y Nocturna para finalizar con El hombre de baobab. De algunos ya sabéis lo que pienso. De estos últimos lo sabréis. Al menos de Nocturna. El hombre de baobab me ha tocado como el anterior libro de David Cantero, Amantea, y será difícil volver y escribir sobre él... Pero esto es objeto de otra entrada.
Clara con limón la bebida del mes, sin dudarlo. El vestido el mejor uniforme, aunque el vaquero vino bien para las noches caleroganas de las fiestas. Largos paseos, entre girasoles y campos, entre calles y playa. Tranquilos atardeceres, tempranos amaneceres, sí, sí, hemos madrugado, ..., algunas veces, largas veladas, también hemos nadado mucho y nos hemos puesto muy muy fuertes, la buena comida y las tapas han ayudado. Hemos disfrutado de las fiestas del pueblo, bailes y conciertos, y hasta foto con Diana de Burgos en su visita a Caleruega, como una más a disfrutar de la fiesta.
También hubo tiempo de cine, claro, UP, Enemigos públicos, Los hombres que no amaban a las mujeres, Mapa de los sonidos de Tokyo y de historia gracias a la influencia del castillo de Peñíscola y a su testarudo morador durante el siglo XV, el Papa Luna. Recomendadísimas las visitas guiadas al casco antiguo. El chico es el mismo de hace 6 años. Un auténtico crack que proporciona las pinceladas justas para que te entre el gusanillo de saber más.
Adiós al mes de agosto pero espero que no al sol y al buen tiempo. Hay que lucir el moreno antes de que se caiga a pedacitos.
Comenzamos ... ¿o continuamos?